LO “PSEUDO” HOY HA ESTADO DE MODA

Etimológicamente, el prefijo “pseudo” deriva del griego y significa falso. Dicho de forma más suave, haría referencia a algo supuesto.

A los que comulgamos con muchos aspectos de la ciencia y la medicina pero contemplamos otros aspectos considerados no convencionales, peyorativamente nos califican de pseudo-científicos o pseudo-terapeutas.
He de reconocer que poco me gusta este prefijo ya que denota que estás en tierra de nadie. Sin embargo, en la vida real, o estas o no.
En relación a las consideradas pseudo-ciencias siempre me he pronunciado que cualquier herramienta considerada no convencional, pongamos como ejemplo la aromaterapia (por cierto, considerada como “pseudo”), o es ciencia o no lo es. “Y lo es”

Comienzo con este alegato por varias noticias acontecidas hoy:

  1. La Ministra de Sanidad, Carmen Montón. ¿Tiene un máster o un “pseudo-máster”? Evidentemente, la misma pregunta para el resto de investigados. Por cierto, que imagen más lamentable estamos dando a nuestros jóvenes universitarios.
  2. Ministra de Defensa, Margarita Robles. ¿Vendemos bombas o “pseudo-bombas” a Arabia Saudí?
  3. Genes humanos: recuentos discrepantes. Quince años después de que se completara el genoma humano, aún no se sabe con precisión el número de genes que contiene. Las dudas y discordias hipotecan numerosos estudios genéticos. Ahora se habla que los genes descubiertos recientemente, solo son “pseudo-genes”.
  4. El director médico del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, Josep Baselga. Publicó artículos científicos favorables a empresas farmeuticas sin informar que recibía dinero (millones) de esas firmas.

 

Evidentemente no voy a cuestionar la enorme trayectoria profesional del considerado uno de los mejores oncólogos del mundo, pero si me lleva a formularme alguna pregunta en relación a la dependencia de la ciencia de la industria:

  • Una falsa investigación científica, ¿es ciencia o “pseudociencia”?
  • Unos resultados falseados que den lugar a una prescripción de determinados fármacos, ¿haría de estos medicina o “pseudo-terapia”?

La verdad es que me voy a dormir con un “pseudo-dilema intelectual”

Juan Serrano Gandía

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