TERAPIAS Y MEDICINA COMPLEMENTARIA. REALIDADES, OSADÍAS Y DESINFORMACIÓN. ¿QUÉ HAY DETRÁS?

El barómetro del CIS de febrero publicó los resultados de una encuesta entre 2.486 personas sobre prácticas relacionadas con la salud. Los resultados muestran un alto conocimiento de las diferentes prácticas así como un uso relacionado con llevar una vida sana y equilibrada (31%), con la prevención de enfermedades (15%) o como alternativa a la medicina tradicional (28%) en personas que no habían encontrado solución a sus problemas de salud. A pesar de esta realidad, ciertos medios de comunicación transforman la misma en la preocupación por la desinformación que tienen los españoles sobre estos temas dando voz y haciéndola propia, a ciertas personas, ya muy significadas en este terreno. Efectivamente, hay mucha desinformación que está generada precisamente por estas personas y por ciertos medios que colaboran con ellas. Desinformación basada en afirmaciones, ciertamente osadas, y en el hecho de que no hay contraste de información con fuentes fidedignas que defiendan una opinión diferente a la que le están dando espacio. Pero, efectivamente, lo más preocupante en pleno SXXI es que una línea editorial y de opinión mantenga que solo lo que ellos pregonan es lo adecuado; aunque eso esté en contra de lo que la propia Organización Mundial de la Salud está recomendando en su Plan Estratégico. ¿Por qué? ¿Para quién?

Realidades.

El primer estudio del CIS sobre “tratamientos o prácticas diversas relacionadas con la salud” muestra ciertas realidades que, parece ser molestas para muchos. De un total de 2.486 encuestados, un 90% de mismos habían oído hablar de alguna o varias de dichas prácticas (el número de terapias sobre las que se preguntaba era de 20). Entre aquellos que habían oído hablar, la gran mayoría (entre el 60 y el 90%, dependiendo del caso) sabían de qué consistían. Entre aquellos que habían oído y sabían lo que era, alrededor de un 8% (promedio) han acudido a un profesional (sí, sí; así los denomina el CIS) para recibir tratamiento; de manera puntual (40% promedio) o una vez por semana (25% promedio). Estos tratamientos, según los propios usuarios, se han recibido mayoritariamente (70%) en centros, clínicas o escuelas con profesionales de estas terapias (50%) o con profesionales de la medicina y/o enfermería (18,4%). La valoración promedio de satisfacción es de 7,96 (promedio) sobre un máximo de 10; una valoración similar al que reciben en el mismo estudio el médico de cabecera (7,98) o el médico especialista (7,94).

En primera respuesta, el motivo por el cual usuarios usan estas prácticas son para tener una vida sana y equilibrada (30,8%), para curarse de enfermedades en las que la medicina convencional no les funciona (27,7%) y para prevenir enfermedades y dolencias (15,3%). Los motivos que los encuestados aducen para no utilizarlas son que no tiene interés o necesidad (27%), piensan que la medicina convencional es suficiente (14,9%) o no tiene información (13%). Solo el 7,8% piensa que no sirven o no son eficientes y el 11,5% que hay mucho timo.

Hasta aquí los datos. Datos que nos indican, al menos, las siguientes realidades. Una; la población española sabe lo que son las terapias alternativas. Dos, cerca de un 10% utiliza estas terapias. Tres, lo hacen mayoritariamente para sentirse mejor o prevenir (43%). Cuarto, casi un tercio (se dice pronto, ¿no?; casi un tercio, 28%) porque la medicina convencional no les funciona. Y quinto, están tan contentos con ellas como con la medicina convencional.

La pregunta es ¿por qué molestan tanto estas realidades? ¿Qué se esconde detrás de toda la campaña en contra de ellas? ¿Cómo puede afirmarse que hay una preocupante desinformación y que “los expertos” avisan que se nos viene encima algo muy grave?¿Cómo en un tema tan importante como la salud se da solo voz a una parte de la opinión? ¿Quién genera la desinformación entonces?

Osadías

Resulta extraño que la prensa tradicional pueda incurrir en tantas osadías basadas en tantas (y opuestas) realidades. Osadía como llamar pseudoterapias a disciplinas como la Medicina Tradicional China, la Naturopatía, la Osteopatía, la Terapia Nutricional: unas disciplinas que son las principales para cientos de millones de personas en el mundo; algunas de ellas desde hace 5000 años. Osadía de pretender cambiar el nombre del estudio de un organismo tan serio como del CIS de “estudio sobre tratamientos o prácticas diversas relacionadas con la salud” a “estudio sobre pseudoterápias” desinformando a los lectores. Osadía de llamar desinformados a más del 60% de personas que declaran que sí están informados de las mismas. Osadía de pretender ser independiente pero solo dar voz a una línea de opinión. Osadía de cuestionar la labor de miles de profesionales de la salud, muchos más de los que jamás se reconocerá, que utilizan alguna de estas terapias como complementarias a la medicina tradicional. ¿Por qué no preguntan a los oncólogos del Hospital Ruber de la calle Juan Bravo de Madrid por qué utilizan acupuntura desde hace casi 3 años en su unidad de dolor del cáncer? ¿Son pseudo oncólogos también? Osadía de afirmar que se nos viene algo muy grave encima pretendiendo enmendar la plana a la propia Organización Mundial de la Salud que, en su plan estratégico al que se puede acceder desde internet, afirma que la estrategia a nivel global es la integración de las medicinas tradicionales y alternativas para dar respuesta a los problemas de salud del mundo.

Podríamos continuar, pero quizá no dejáramos lugar a la mayor de todas las osadías, “la madre de todas las osadías”, la osadía de no entender que la persona es libre de elegir la manera en la que quiere estar sano. ¿Porqué no se habla de ese 28% de personas a las que la medicina tradicional no da respuesta? ¿Van a otras terapias a pasar el tiempo? ¿Por qué no tienen otra cosa que hacer? ¿Por qué no investigan qué está pasando con los tratamientos tradicionales? ¿Por qué no hablan, por ejemplo, de las estatinas como hicimos en nuestro news letter pasado? ¿Qué tienen que decir esos “expertos” a ese 28%? ¿Y al 45% que lo usa para prevenir enfermedades y sentirse mejor? Perdón por la licencia irónica pero a lo mejor no lo estamos entendiendo: ¿73% de los usuarios gastan su dinero, su tiempo, sus esperanzas en ir a un sitio que ni les cura ni les hace sentir mejor? ¿Le están llamando tontos? ¿Locos? No. No llegan a tanto. Se quedan en llamarles desinformados. Pero quien informa ¿ellos? ¿Solo lo que algunos dicen es información?

Y lo que subyace es, ¿qué hay detrás de esto? No. Mejor. ¿Quién está detrás de esto?

Desde APENB siempre defendemos que hay que desenmascarar a aquellos que no son profesionales y a las denominadas pseudociencias (ver nuestro primer news letter). Pero meter a todos en el mismo saco forma parte de la campaña de desinformación en la que muchos están participando. Y por descontado creemos en la libertad de expresión y en el debate de ideas. Pero las de todos. La salud es demasiado importante como para que sea patrimonio de una sola idea. Resulta por lo tanto extraño que ciertos medios de comunicación que tan activos están últimamente sobre estos temas no hayan contactado en ningún momento con un Master Centro de una Universidad especializado en estas terapias complementarias. Tampoco parece que lo hagan con otros centros similares. ¿Por qué? ¿Se pretende volver al pensamiento único en esto? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que hay realidades, osadías y desinformaciones. Nosotros nos quedamos con las primeras. Siempre. Por honestidad y por vocación.

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